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Algunas expresiones del esoterismo actual En efecto, lo primero con que suele tropezarse es con aquello que se ha dado en denominar la "New Age", el más numeroso y heterogéneo agrupamiento de distintos movimientos en los que las sectas juegan un papel primordial y son capaces de poseer millones de miembros en sus filas. A ellas se unen numerosos grupos de origen oriental, aunque es importante aclarar que muchas de las sectas poseen ese mismo origen; estos grupos tienen principalmente diferentes grados de acercamiento con el hinduismo y su tradición –como sucede en la propia India–, o con formas degradadas de la misma como puede observarse en indefinidos gurúes que, en base a cierta terminología y prácticas de meditación, han fundado sus propios "ashrams". En ello son iguales a distintas personalidades que van por la libre y mantienen ideas de tipo psicológico o sexual, que incluyen "canalizaciones" o prácticas supuestamente basadas en el tantra yoga. La totalidad de estos dirigentes son profanos, por no decir absolutamente ignorantes de la Ciencia Sagrada y creen, como la ciencia profana, que el mundo está evolucionando, progresando, hacia la culminación de sus pretensiones espiritualistas. A ellos se suman psíquicos, mánticos, curanderos y espiritas de diferentes denominaciones. Todos ellos tienen algo fundamental en común que los identifica inmediatamente: la creencia –consciente o no– en un espiritualismo material, es decir la necesidad de que sus prácticas se relacionen con situaciones personales y sus necesidades en el nivel más bajo e individual.4 Dentro de este planteo caben numerosos movimientos pseudorreligiosos, o religiosos, con la distinción de que estos últimos no pretenden ningún esoterismo, sino sólo la salvación de sus fieles en otro mundo. No deseamos aquí hacer un listado de las distintas modalidades del "esoterismo" actual, lo que por otra parte llevaría más de un volumen, sino destacar algunas características de estos movimientos entre los cuales deben incluirse no sólo las indefinidas sectas ya mencionadas, sino también a los "cazadores" de sectas. Con ellos conviven en Occidente verdaderas tradiciones como el Budismo Mahayana, la Masonería, la Tradición Hermética, el Zenbudismo, alguna tradición arcaica, ciertos autores fiables como René Guénon, Mircea Eliade, Walter Otto y Alan Watts, entre muchos otros y el esoterismo de las Tradiciones Abrahámicas; aquí habría que hacer una distinción importantísima entre el esoterismo cristiano, y el "cristianismo esotérico" –y lo mismo ocurre respecto al esoterismo judío, e islámico– el cual toma a la religión como base imprescindible de la metafísica, desvirtuando así la auténtica Ciencia Sagrada, el Conocimiento Tradicional, poniéndolo a un nivel piadoso y dogmático que, hemos visto, necesariamente desemboca en fanatismos de distinto tipo, por lo que a veces puede considerárselos aún más peligrosos que los mencionados anteriormente, ya que estos últimos buscan la salvación, o la conversión de la humanidad, por cualquier expediente que sea, y aquellos, la mayor parte de las veces no sobrepasan la órbita individual y no ejercen ningún tipo de apostolado, ya sea protestante, católico, o islámico; aunque ello no es válido para el judaísmo, cerrado en sí mismo. Por otro lado queremos observar que quienes se acerquen hoy con ingenuidad y objetividad a los pocos medios esotéricos tradicionales existentes en Europa y América podrán observar la animosidad que existe entre ellos, el amiguismo y las cuestiones personales que los distinguen, cuando no diferencias de nivel en cuanto a las experiencias que tienen de la Realidad, poseyendo a veces sólo ideas debidas a meras referencias librescas e históricas; sin mencionar que las religiones creen que su Dios privado conforma la única verdad, de la que excluyen cualquier creencia, o usos y costumbres diversos, incluso la existencia de diversos dioses, o nombres de poder, ángeles y arcángeles, que curiosamente existen en su cuerpo doctrinal aunque ellos parezcan no saberlo, o consideren son sólo alegóricos. Es lógico para quien comienza un camino desconocido que pueda extraviarse en él; de esa cuenta unos se pierden al tomar de modo literal algunos conceptos, o creen indispensable practicar determinadas dietas, de las cuales el vegetarianismo5 ocupa el lugar más destacado, asociadas incluso a determinadas concepciones relacionadas con la salud y el mantenimiento corporal, subordinando el alma –sin hablar del Espíritu– a la modalidad más grosera de la manifestación. Hasta el paso por alguna, o varias organizaciones New Age y la ejecución de determinadas prácticas puede ser valioso, en cuanto sirva de modo negativo para abandonarlas, por encontrar con el tiempo que no correspondían a sus necesidades espirituales. Esto puede estar ligado a los peligros que se asocian con el transcurrir por cualquier camino y puede ser puesto en relación con el precepto evangélico de que hay que perderse para encontrarse.6 Pero quien acepta apriorísticamente ciertas ortodoxias de cualquier tipo sin reparar en ellas, no está ni siquiera permitiéndose extraviarse en la senda de lo que se supone es el Conocimiento. Esto se halla dado ya desde el comienzo por la forma en que se enfrenta el hecho de Conocer: como una búsqueda y aventura del alma, sedienta de sí misma, o como la sumisión a una estructura que generalmente se encuentra adulterada por la creencia, o sea por una especie de suma de axiomas, absorbidos casi con criterios administrativos, aceptados de modo pasivo y lineal, sin claroscuros,7 y sin la Pasión, que la antigüedad denominó Furor; en cuanto a los peregrinajes, para poner un solo ejemplo, la confusión con caminatas deportivas u otros ejercicios más o menos profanos es a veces evidente. No se puede salir del laberinto cuando éste ni siquiera existe, lo cual es propio de medios esclerotizados que confunden al psicopompo con lo pomposo. En ese sentido nos hemos preguntado más de una vez qué interés pueden tener ciertas personas en un supuesto esoterismo a no ser como hobbie, o por no tener otra cosa que hacer, o aún peor, para destacarse respecto a sus semejantes. Aquí también cabría referirse al fanatismo tomado como una creencia en sí, propia, entre otros, de los autollamados tradicionalistas, que a través de un autoritarismo esencial pretenden juzgar a los demás, de acuerdo a una hipotética ley divina y humana, la cual no sólo está de su lado sino que les exige que se cumpla, siempre, es claro, según sus criterios y las circunstancias aleatorias, que suelen inventar a su antojo con la misma belicosidad. Pues se trata de tener un enemigo y actuar contra algo para ellos mismos sentirse unificados, para pensar que son, o para "ser" una cosa, aunque ésta fuese una sombra proyectada sobre otra. Esto suele generar la falsa idea de una élite a la que se aspira. Si verdaderamente eres de una élite, casi no te enteras de ello, y no tienes ninguna pretensión al respecto, igual que si eres un ser noble no tienes aspiración a serlo, lo eres por naturaleza.8 Querer pertenecer a una élite, según lo comprendemos, es bastante como querer ser de "la sociedad" o aparecer en la "prensa del corazón", o sea ambiciones meramente profanas; o lo que es lo mismo que apetecer ser un miembro conspicuo de un entorno donde no sólo se es "brillante" –o "respetable"–, sino que se adquiere una "notoriedad", desde luego egótica, olvidando aquello de que "mi reino no es de este mundo"; todo ello adornado de una tonalidad moral pacata que envidiaría cualquier puritanismo, y que resulta mucho más hipócrita, cuando se les observa en su accionar delincuencial, que tal vez ellos imaginen como una guerra santa. Para nosotros es claro que si alguien se siente llamado hacia la Suprema Identidad y no se identifica con ningún condicionamiento, de hecho debe tener una sólida moral de base (la valentía, la generosidad, el desprendimiento, etc., es decir la virtus romana) para encarar tamaña aventura, y no aspira a ser un buen ciudadano ni al perfeccionamiento ético ya que ello es un índice de que no se lo posee.9 No hay mayor garantía para luchar con las pasiones que la entrega a la Belleza y la Verdad, o sea al Conocimiento. Empero, debemos advertir que, en estadios inferiores de esta senda se adquiere cierto poder y son numerosísimas las personas que se quedan enganchadas en este mundo oscuro, las más de las veces provocado por el resentimiento de no avanzar hacia la fuente luminosa que nos da el ser, es decir la asimilación con el Ser Universal, que sólo da la Gracia, y no las acciones. "Muchos son los llamados, y pocos los escogidos". (Mateo 22, 14)".10 En este mismo sentido señalaremos al pasar que el tema de la traición aparece en distintas tradiciones, pero se encuentra singularmente destacado en el cristianismo, en el caso obvio de Judas (e igualmente en la Masonería con la muerte de Hiram –recordemos también que Dante sitúa a los traidores en el círculo más profundo del Infierno), y en el Islam, en las raíces mismas de la constitución del califato, transparente en el asesinato de Alí, ocurrido pocos años después que el de 'Utman, el tercer califa, y seguido por el de su hijo Al-Husayn quien aseguraba la descendencia del Profeta ya que Alí sólo era el esposo de Fátima, es decir su yerno. El problema del mal se encuentra así entretejido en la historia del bien, sin ser negado, o mejor, es asimilado a la historia del sacrificio, dando lugar al mito del traidor-héroe.11 Volviendo al tema de las sectas puede observarse que, en particular el cristianismo, en vista de la popularidad de alguna de ellas, en especial entre los jóvenes, decidió perseguir y satanizar estas alternativas por un lado, por otro tomar muchas de las características de la New-Age, modernizarse, con el objeto de atraer a un público que irremisiblemente se alejaba de él. En el caso del Islam, donde en ciertos núcleos hasta la obra de Ibn Arabi no sólo es sancionada, sino prohibida, la forma que toma esta subversión y rechazo a todo lo que no se imagina como propio, y la necesidad de imponer su espada sobre el resto llegan al extremo de hacernos creer que la shariyah es el tasawwuf, y organizaciones religiosas adulteran el sentido de la Paz, la Sumisión y el Amor, es decir la vía de Sufí, y al auténtico islamismo, al identificarlo con intereses particulares, ligados a lo histórico y relativo. En Occidente suele creerse que hay algo monoblóquico llamado Islam, cuando al contrario éste se encuentra dividido desde su comienzo en shiítas y sunnitas –e incluso los igualmente ortodoxos khâwarij–, división que por cierto existe aún, y que ha dado lugar a innumerables fragmentaciones,12 que igualmente sacan la espada unas contra otras, imaginando cada una de ellas que su posición es la verdadera, con un odio tal, que palidecen las reyertas cristianas; sin embargo, este odio común hace que en estos momentos se unifiquen en Occidente algunos sectores de estas religiones entre sí, en el fanatismo común, intelectual y moral, que tratan de vender con el nombre de tradicionalismo. De hecho es correcto que no se puede ser sufí sin ser musulmán y está claro que el estudio del Sagrado Corán y los hadith y la profundización en la lengua árabe –asunto este último que también es casi indispensable en otras tradiciones como el taoísmo, el budismo mahayana, etc.– son propios de ella, sin embargo, estas posibilidades ni siquiera se les brindan a aquéllos que son engañados por grupos –desgraciadamente con numerosos integrantes hoy en Europa y América– que ofreciéndose como tariqah (verdadero esoterismo) sólo se dedican a la ley, o shariyah, e insisten en que el cumplimiento de ella, del modo en que ellos la comprenden –inclusive tienen pretensiones políticas–, es decir de modo arbitrario la mar de las veces, es el tasawwuf (iniciación), y que el cumplimiento de sus normas y requisitos son requerimientos indispensables para obtener las bendiciones de un conocimiento que no pasa de lo religioso. Desde luego no es así en todos los casos, pero son mayoría la impostura de estos movimientos que, como en el caso del cristianismo y la New Age, tratan de aprovecharse amparados en la confusión y en las necesidades espirituales que caracterizan al Fin de Ciclo. Debemos agregar que algunas personas creen que ser descendiente directo del Profeta es una garantía con respecto al Conocimiento, por lo que se debe destacar que de su descendencia se dan, y se han dado, todo tipo de casos, y en la época actual se conocen alternativas de dirigentes políticos –sin duda musulmanes– que no han tenido ninguna vinculación con la metafísica, como los recientemente fallecidos reyes Hussein de Jordania y Hassan de Marruecos, o notorios play boys como lo fueron hace unos años el Aga Khan y su hijo Ali Khan, sin contar a fanáticos religiosos, inclusive a conocidos asesinos, o a personalidades que costaría reconocer como islámicas, de lo que sólo llevan el nombre, y que de tradicionales nada. Están asimismo quienes disputan y se invalidan entre ellos la línea genealógica, que con tantos siglos y tantas esposas no siempre será suficientemente clara. En varias oportunidades hemos hecho notar la existencia de un auténtico esoterismo cristiano, islámico y judío, pero también hemos advertido la dificultad de llegar a él por medio de las organizaciones que toman a esas religiones y sus aparatos como base imprescindible para la realización metafísica. Y que oran a un Dios externo ajeno a ellos mismos. Igualmente hemos advertido aquí sobre otros grupos relacionados con la New Age y también sobre las fantasmagorías al respecto. Con respecto a la Masonería, institución iniciática occidental por excelencia, el panorama no es más claro, aunque ha podido observarse en los últimos años un interés creciente en las logias por investigar en sus orígenes y acerca de sus auténticos contenidos. Tampoco es fácil, a veces, ligar con talleres que practiquen sus ritos con auténtico espíritu Tradicional y donde se provea al aprendiz –iniciado virtual– de los elementos que le permitan acceder adecuadamente a la Enseñanza. Empero, en la mayor parte de las logias se ha mantenido el rito iniciático, reflejo del rito cósmico, y cualquier hermano por su propia meditación en los símbolos que se le ofrecen y los ritos que practica puede llegar a la comprensión del modelo del Universo, paso previo para encontrar allí su salida a otros planos o niveles de conciencia, es decir, a otros mundos, que aún invisibles o informales son tan reales como lo que se percibe con los sentidos. Esto supone como en toda iniciación el ascenso a través de una escala, por medio de grados, en la que cada cual podrá llegar a su destino, de acuerdo a sus necesidades o capacidades, como todo en la vida. Además, en la primer parte de este artículo hemos señalado a la Tradición Hermética como Vía de acceso al Conocimiento, por lo que no reiteraremos aquí nuestros conceptos.13 Agregaremos que esta Tradición ha sido en una época Hermética-Cristiana en su forma de manifestarse, pero jamás un "Cristianismo Hermético", lo cual salta a la vista por la respectiva antigüedad de ambas Tradiciones, sin mencionar otros motivos de diferente orden, o nivel. Sólo nos queda señalar algunos otros peligros que puede encontrar aquél que se interese en la vía de la realización intelectual-espiritual. En efecto, acabamos de utilizar los vocablos intelectual y espiritual como equivalentes, según la interpretación que Guénon da de ellos, ya que la sabiduría como tal es una forma de la santidad, y no necesariamente esto es válido de modo inverso, cuando se supone que lo "milagroso" o lo "legal" en el plano natural es lo sobrenatural. Empero la Sabiduría y el Conocimiento, por una cuestión de terminología podrían confundirse con una falsa intelectualidad y muchas veces, aún peor, con la erudición y catálogos de citas, nombres, fechas, referencias, a saber: con inmensas minucias. En ese sentido debemos sentar nuestra crítica a las universidades y a su labor profana, las que son manejadas por personajes adocenados, que posan de sabios y consideran a la universidad más importante que el Conocimiento al tomar a su pequeña erudición como sabiduría, o sea a lo que se entiende por referencias librescas14 como lo más importante, y valoran a los autodidactas –así el caso de nuestro guía intelectual René Guénon– como algo menor. No se hagan ilusiones los aspirantes: en la senda del Conocimiento todos somos autodidactas en busca del Maestro Interior y no hay universidad que nos conduzca a la Suprema Identidad. Esta actitud que acabamos de describir se debe, en numerosas ocasiones, a un tipo de conservadurismo al que nos aferramos y que impide nos desprendamos de lo que es nuestro tesoro. De hecho, la frase evangélica acerca de que "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que entre un rico en el Reino de los Cielos" (Mateo 19, 24), no sólo se refiere a aquellos que atesoran dinero, sino a todos los que son o se consideran ricos en cualquier cosa, así eso sea la inteligencia, la virtud, la ciencia, el arte, la belleza o lo que fuere. Muchas veces se ha tomado el ejemplo de que si la copa del ego está llena, es imposible que pueda recibir los efluvios de lo celeste, las emanaciones divinas.15 La adquisición del Conocimiento, la Buena Nueva, es incompatible con un espíritu ahorrista que guarda algunas migajas "por si acaso". En la senda de la Iniciación esto es imposible dado que no se puede servir a dos amos a la vez.16 En definitiva en lo que se es más rico es en prejuicios e ilusiones, a las que asignamos valor sólo por los mecanismos de nuestra mente dual, la cual condiciona –cuando no programa– nuestras pautas de comportamiento. En cuanto a nosotros, hemos sido salvajemente atacados por asuntos personales, aunque la mayor parte de ellos se deben a lo sostenido en este artículo y en otros muchos análogos, a saber: por nuestra oposición con respecto a los que intentan hacer pasar a la religión por metafísica confundiéndolo todo, encabezados por schuonianos y reyorianos que no han hesitado en utilizar el complot, la traición, la mentira, la injuria, la difamación, el insulto y otras groserías, con el objeto de descalificarnos, sin comprender que por ese expediente lo que han hecho es descalificarse a sí mismos.17 Cómo esta gente pretende tener algo que ver con lo sagrado pese a querer seguir la Vía del Sacristán, o a un monismo radical (que por ello lleva implícita la dualidad) de ideología totalitaria, es algo que jamás comprenderemos. Pero sí estamos convencidos de que es en el ámbito de la obra de Guénon, el más grande metafísico de Occidente, quien sostuvo en numerosas oportunidades lo que nosotros decimos18 –o mejor, nosotros decimos lo mismo que él, ya que según sus propias palabras no hace sino manifestar la Tradición Unánime–, que se produce lo que él llamó la contratradición, iniciada por aquéllos que se han aprovechado de su figura, para luego traicionarla o adulterarla, y allí se está dando para nuestra escala el más penoso signo de los tiempos.19 Conclusión
La Historia del mundo (la de la Creación) es el desarrollo de la potencialidad de la semilla, génesis que incluye un ascenso (niñez, juventud) y un descenso (madurez, vejez) y es coronado por un apocalipsis. Si se considera a este apocalipsis como el viaje del alma post-mortem, es decir como la descripción del proceso iniciático, que transmuta y da sentido a la creación, la Historia del mundo, pero igualmente la del hombre, serían una revelación y adquirirían una nueva dimensión, es decir, un sentido último, que posibilitaría el origen de cualquier otro desarrollo. La Tradición, es decir el Arquetipo en acción, es idéntica a la actualización permanente del ser –que jamás ha salido de sí– y su reabsorción en el Sí Mismo cuando esa Tradición se acaba y cesa de girar el movimiento de la Rueda. Este instante de detención, análogo al solsticio en el año, y por lo mismo de simultaneidad, es la coyuntura por la cual el tiempo se hace Eternidad, lo cósmico es un soporte de lo supracósmico, y se realizan otros estados del Ser Universal, y donde una vez que este tiempo es absorbido por el espacio, da lugar a un nuevo mundo, a una nueva humanidad, fabricados por un nuevo Demiurgo, por su perpetua readecuación a las leyes de los ciclos. El misterio de todo esto que para algunos es la culminación y el sentido de su vida, a otros no debe quitarles la Esperanza y la auténtica Fe en un mundo futuro, virginal y nuevo, con la frescura de otro amanecer, al que debemos arribar por medio del sacrificio, y aun del sufrimiento que caracteriza a cualquier re-generación, después del cual ya el dolor, la enfermedad, la ignorancia y la muerte han sido de una vez por todas abolidos, contemporáneamente con la entrada al Paraíso de una Nueva Edad de Oro, tanto para nosotros como para nuestros semejantes. |
NOTAS | |
4 | "Dejadlos; son guías ciegos; si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la hoya." (Mateo 15, 14). |
5 | "No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; mas lo que sale de la boca, eso es lo que al hombre le hace impuro." (Mateo 15, 11). |
6 | "Pues quien quiera salvar su vida, la perderá". (Marcos 8, 35). |
7 | Si no eres, y para ser hay que ser libre, no puedes identificarte con el Ser Universal. La comunicación no se logra, pues el Ser Universal es la Libertad, ya que no tiene condicionamiento de ninguna especie, para comenzar ni siquiera con lo espacio-temporal. "La verdad os hará libres". (Juan 8, 32). |
8 | Sucede lo mismo con la humildad que se adquiere en relación con un Universo, o una deidad, muchísimo más grande. La humildad se da por sí; es un vano intento desear ser humilde, cuando no un hecho egótico que nos quiere hacer secretamente mejores que los demás. |
9 | "¿Quién de vosotros con sus preocupaciones puede añadir a su estatura un solo codo?" (Mateo 6, 27). |
10 | "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar". (Mateo 23, 13). |
11 | El traidor crea al héroe. Para él es imprescindible su existencia mientras que para el héroe su presencia es una sombra de sí mismo. Por eso jamás esos dos componentes míticos pueden ser puestos al mismo nivel. Por otra parte la traición está incluida en la ceremonia. |
12 | En Argentina, hay por lo menos siete u ocho grupúsculos que invocando al profeta Alí se han constituido en "tariqas" independientes. Esto es facilitado por la misma constitución del Islam, religión del desierto, donde cada fiel es independiente del resto de la Uma, y donde innumerables sufís han muerto a manos del califato; aclaremos que hoy día existen en esa tradición, en el Oriente, todavía muchísimos de ellos completamente alejados de cualquier pretendida institucionalización de corte occidental, más relacionada con las firâq, o sectas, aprovechando el hecho de que las aleyas, o versículos de las sûras del Corán son sujetos a la interpretación, por lo que varios sabios islámicos hasta han negado la posibilidad de que este libro sagrado sea traducido. |
13 | "Se debe hablar entonces, como ya lo decíamos precedentemente, de algo que está oculto, más que verdaderamente perdido, ya que no está perdido para todos y que algunos todavía lo poseen íntegramente; y, si eso es así, otros tienen la posibilidad de volver a encontrarlo, siempre que lo busquen como conviene, es decir que su intención esté dirigida de tal suerte que, por las vibraciones armónicas que ella despierta según la ley de las 'acciones y reacciones concordantes', pueda ponerles en comunicación espiritual efectiva con el centro supremo." (René Guénon: El Rey del Mundo, cap. "El centro supremo oculto durante el Kali-Yuga ". (Ver aquí artículo del señor A. Bachelet: "En torno a la Palabra perdida de los maestros masones", pág. 214, nota 9). |
14 | "¡Guías ciegos, que coláis un mosquito y os tragáis un camello!". (Mateo 23, 24). |
15 | "Ni nadie echa el vino nuevo en cueros viejos; de otro modo se romperían los cueros, el vino se derramaría, y los cueros se perderían; sino que se echa el vino nuevo en cueros nuevos, y así el uno y los otros se preservan". (Mateo 9, 17). |
16 | "Nadie puede servir a dos señores, pues o bien, aborreciendo al uno, amará al otro, o bien, adhiriéndose al uno, menospreciará al otro". (Mateo 6, 24). |
17 | "Bienaventurados seréis cuando, aborreciéndoos los hombres, os excomulguen, y maldigan, y proscriban vuestro nombre como malo por amor del Hijo del hombre". (Lucas 6, 22). |
18 | Ver Adenda. |
19 | En este sentido sería interesante preguntarse si no están haciendo lo mismo con la religión. En efecto, en lo que respecta a los cristianos de estos movimientos de corte neofascista o fundamentalista –de los islámicos preferimos abstenernos actualmente– sabemos, por sus propios escritos, que rechazan la autoridad religiosa, consideran que los ritos han sido adulterados, tampoco conocen la ortodoxia católica, tal vez hayan leído, con suerte, dos o tres páginas de la Suma Teológica, o Contra Gentiles, de Tomás de Aquino, y no se sujetan a los mandamientos. ¿Cuáles son entonces sus intenciones al ampararse bajo el manto de la religión? ¿Qué "espíritu" los mueve a ello? ¿No sería pertinente mencionar aquí al cagastrum alquímico-paracélsico como manifestación de la corrupción y putrefacción? |
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