EN TORNO AL TEMA ASTRAL DE LA ERA CRISTIANA (final)
EMILIO SAURA
Algunas notas sobre el tema astral de la muerte de Cristo 
POSICIONES DE LAS ESTRELLAS MAS RELEVANTES
ESTRELLA INFLUENCIA PLANETAS ASPECTADOS
Altair (AQL) Sat./Urano Marte (conj.)
Menkalinan (AUR) Mercurio Cabeza del Dragón (conj.)
Errai (CEP) Venus Mercurio (conj.)
Propus (GEM) Mercurio Saturno (conj.)
Regulus (LEO) Sol Urano (conj.)
Algieba (LEO) Sol Urano (conj.)
Cebalrai (OPH) Júp./Nept. Medio Cielo (opos.)
Betelgeuse (ORI) Mercurio Cabeza del Dragón (conj.)
Alnitak (ORI) Mercurio Medio Cielo (conj.)
Shaula (SCO) Júp./Nept Medio Cielo (opos.)
Lesath (SCO) Júp./Nept Medio Cielo (opos.)
Kaus austra (SGR) Júp./Nept. Medio Cielo (opos.)
Kaus media (SGR) Júp./Nept. Plutón (conj.)/Sat. (opos.)
Alcyone (TAU) Venus Mercurio (conj.)
Alkaid (UMA) Sol Venus (opos.)
Phecda (UMA) Sol Urano (conj.)
Megrez (UMA) Sol Urano (conj.)
Polaris (UMI)18  Mercurio Cabeza del Dragón (conj.)

Altair contraría a Marte; Menkalinan, Betelgeuse y Polaris armonizan con la "Cabeza del Dragón"; Errai y Alcyone con Mercurio; Propus otorga ligereza a Saturno; Regulus, Algieba, Phecda y Megrez contrastan con Urano; Cebalrai, Shaula, Lesath y Kaus australis están en conflicto con el "Medio Cielo"; Kaus media armoniza con Plutón y se opone a Saturno; Alkaid está en conflicto con Venus y Alnitak en armonía con el "Medio Cielo". La más próxima al Polo: Procyon (28º-32' Géminis); un poco menos, Aludra (ya dentro del 3º Cáncer); la más próxima al equinoccio, Mirach (3º-1' Aries), bajo la influencia de Marte. 

Consideraciones complementarias para la interpretación del tema de la E. C. 
1) En lo que se refiere a progresiones, podemos acudir a las primarias (en las que cada factor cumple su revolución cada 365 1/4 años), pero también a las secundarias. En el primer caso, el aspecto de oposición tendrá lugar hacia el año 201219, año en que también el Sol, en secundarias, forma ese aspecto con su lugar natal.  

2) ¿Se pueden sacar consecuencias del ángulo que forma el punto vernal con 0º Aries sideral? ¿Y de la "casa" recorrida por él? En el primer caso, la respuesta es afirmativa, y los ángulos principales son, lógicamente, cuadratura y oposición, que tienen lugar cada 6480 y 12960 años respectivamente, es decir, al final de las eras de Capricornio, Libra y Cáncer. En el segundo: dado que el movimiento es análogo al del Sol y demás planetas en las casas, parece que puede hablarse de un ciclo semejante, considerando siempre, claro está, que el punto vernal recorre las "casas" (es decir, los signos siderales) en sentido inverso al del Sol en el Zodíaco. De manera que el paso del sector XII (Pisces) al XI (Aquarius) hay que considerarlo positivo, a la inversa de lo que ocurre en el tránsito del Sol desde Acuario a Piscis. 

3) Algunas configuraciones que aluden a puntos centrales de la doctrina cristiana. 

El eje nodal en posición invertida respecto del solsticial: especial resonancia del "ánima" cristiana a lo que constituye el núcleo del ser, ya que éste se identifica con 0º Cáncer, el Polo contemplado desde la perspectiva vernal. Proceso de autoconciencia a través del eje nodal, ligado aquí a la vertical y al polo, si bien en posición invertida, como para señalar que "Dios se anonadó" o que "Dios se sirve de lo necio según el mundo para confundir la sabiduría mundana".  

Puesto que apenas existe separación entre el zodíaco tropical y el sideral en el comienzo de la Era Cristiana, hay que afirmar que las categorías que definen al cristianismo son también las que caracterizan a la Revelación Primordial. 

Si consideramos el simbolismo del sector IX ("Deus", como lo llamaba el astrólogo Manilius), hallaremos en él referencias a los aspectos centrales de la doctrina cristiana. Al estar situado en Gemelos, comprobaremos el doble mundo del que es inseparable el cristianismo: el celeste y el terrestre, el originario y el caído, la "verdadera patria" y el "exilio". Su regente, Mercurio, se encuentra en Capricornio y IV, a la vez que en conjunción con el Sol y la "Luna negra": armonía de los opuestos, Pollux y Castor, inmortal y mortal, fe y razón, inmersión en los orígenes o "infiernos", revelador del "espíritu". Saturno, dispositor de Mercurio y regente de IV, en Gemelos y IX, como para devolver la experiencia de los orígenes al sector "Deus": la revelación de Dios como Padre; en conjunción con "Sol negro": Dios como Supremo Juez. 

¿Existe un símbolo astrológico de Cristo? Evidentemente, en último extremo se identifica con el centro del círculo, en el que se sintetizan todas las influencias. No obstante, servirán de mediadores en el camino hacia él: de un lado, el punto-síntesis (la media aritmética de todas las posiciones planetarias y que está situado en el grado 25º de la Balanza); de otro, el ciclo que determinan la "Luna negra" y el eje de los nodos lunares, factores ambos bastante próximos en el tema radical y que se encuentran cada 6 años. 

El Acontecimiento visto desde las diversas culturas 
Podemos contemplar el acontecimiento de Cristo desde diferentes lugares. Llegaríamos así a multitud de temas astrales, tomando como referencia última, claro está, la ciudad de Belén. A excepción de la Luna, que cambia de posición, los demás planetas apenas se mueven, de manera que los grados tebanos en que se sitúan vienen matizados por las 12 casas, según el lugar de la Tierra para el que se erija el tema en cuestión. Esto nos lleva a contemplar el cristianismo desde las distintas culturas.  

El acontecimiento de Cristo puede ser contemplado en simultaneidad, pues su radicalidad rebasa cualquier perspectiva: por eso, el Zodíaco local entero es necesario para comprender un acontecimiento de alcance universal. De este modo se entiende cómo el cristianismo, a partir de su universalidad alcanzada desde la cultura hebrea y occidental, especialmente la primera, deviene capaz de comprender esa universalidad desde las distintas ópticas.  

¿Cómo representar astrológicamente dicha universalidad? Como el resultado de superar las diferentes tensiones o los aspectos planetarios a través del "punto-síntesis". ¿De qué manera se verifica el tránsito al centro? ¿Siguiendo un "radio", como dice Guénon? Tal cosa supondría que un tema concreto queda sintetizado en un grado zodiacal (en el caso que nos ocupa, un mismo grado se manifestará fundamentalmente de 12 maneras, de acuerdo con las casas); si bien podríamos hablar de 360 posiciones de cada grado en el zodíaco local, contando, naturalmente, a partir del Ascendente.  

El tránsito al Centro y sus etapas  
a) En primer lugar, convendrá estudiar el Ascendente y su regente.  

b) En segundo término, hay que analizar el "Medio Cielo" y su regente.  

c) Luego se examinarán las respectivas posiciones de "Luna negra" y "Sol negro", lo que nos llevará a comprender los "extremos" en presencia.  

d) Seguirá el estudio del Sol y de la Luna, a fin de comprender hasta qué punto sus posiciones acentúan o disminuyen el conflicto entre tales "extremos".  

e) El análisis del eje nodal nos dirá por dónde van las pautas de mediación.  

f) Se estudiará el ciclo completo de las casas como expresión del campo global. 

Es verdad que el acontecimiento se produjo en un lugar concreto, desde donde irradia hacia los demás; pero también en un tiempo, y éste nos permite erigir temas simultáneos para los demás lugares. De todos modos, también el lugar concreto puede representarse para cualquier otro lugar, situando en el correspondiente tema el grado en que está el ASC. para el locus primordialis 

Muy importante: ¿Por qué el lugar primordial es el decisivo y el que marca al cristianismo? Porque en él se produce la Encarnación. Por consiguiente, lo que llamamos cristianismo se dice sobre todo del tema originario; no cabe confundirlo con otro, "pues allí donde está el cuerpo...". De ahí que los intentos de inculturación tropiecen siempre con estos límites: no se puede comparar la perspectiva del cristianismo desde otro lugar con la orientación originaria. Tener en cuenta la posición del Sol en casa para mejor comprender el punto anterior; así se verá mejor el desarrollo del proceso en los diferentes lugares. 

Supuesto un tema, la fecha a la que se refiere y que describe las características de un sujeto o de un acontecimiento se hace presente a través de la persona o el acontecimiento en cuestión. Por tanto, la Era Cristiana es un ser viviente con cuyas "influencias" hay que contar, del mismo modo que personas de distintas edades, pertenecientes, pues, a diferentes pasados, se juntan en un presente.  

Por lo demás, cada "átomo" del pasado o del presente pervive en el presente o en el futuro, respectivamente. El pasado encierra el presente y el futuro, al menos en los seres desprovistos de libertad; en los seres libres, hay que decir más bien que las posibilidades encerradas en el pasado tienden a hacerse presentes, aunque mediadas por la libertad; y lo mismo cabe decir de la relación presente-futuro. En el principio del tiempo se halla contenido el fin, y en cualquier "átomo" del tiempo, la totalidad del mismo: basta con prolongar hacia atrás y hacia adelante por progresión los diferentes planetas y lugares importantes del tema hasta que formen aspectos relevantes.  

El punto decisivo está en no concebir el tiempo como indefinido. En efecto, aunque el hombre primordial viviese en el tiempo, no se trataba de un tiempo "separado", sino integrado en la eternidad; la "redención" comportará, pues, un retorno a la condición primitiva e incluso una superación de la misma, lo que lleva consigo la eternidad "participada". En otro caso, todo consistiría en mera repetición (si es que queremos reducir una extensión indefinida a parámetros que se repiten). Por eso el principio del tiempo ha de ser consecuencia de un acto primordial, la "caída", y el fin del tiempo, consecuencia de la redención del mismo, de la superación de la "cautividad". 

Inminencia de una opción decisiva 
Una cosa es el tema astral como conjunto de condicionantes que inclinan en una dirección, y otra como expresión cósmica de una opción libre: en este sentido, conviene destacar los signos precursores de esta opción, o de cualquier otra, incluida la fundamental o decisiva. Es a partir de aquí como tenemos que trabajar si queremos entender la posibilidad de interpretar los "signos de los tiempos". Y, puesto que el factor que por antonomasia define la necesidad de optar es el eje nodal, de ahí su incomparable importancia a la hora de hablar del fin del mundo o del fin personal (lo que establece una relación "inesperada" entre el acontecimiento de la muerte y la opción suprema). 

Es necesario admitir la noción de fin para todo aquello que no es infinito; por eso el tiempo cíclico indefinido carece de sentido: el infinito potencial es una contradictio in ipsis terminis. Tan sólo el Infinito divino, el infinito actual puede elevar a sí al infinito potencial y, a través de un equilibrio inconcebible, mantenerlo junto a sí sin destruirlo: no cabe otro fin del mundo que éste, pues, de otra manera, el infinito potencial se desvanecería en su ser ilusorio. El ser del hombre y, mediante él, del mundo, no es ilusorio; si el "esoterismo" en general admite la posibilidad de una ilusión que dura indefinidamente, eso va contra sus propios supuestos, que afirman que alguna vez se alcanzará la "Suprema Identidad". No se trata, pues, de pasar de la existencia del mundo a la existencia de la Divinidad, incompatible con la primera, como señalaría, por ejemplo, Jean d'Encausse20 

La solución está en concebir un fin del mundo que conserva a éste y lo transforma, pues, de otro modo, habría que concebir la caída como el tránsito del ser al no-ser. Si el pecado original no supone la pérdida del ser, sino del estado de justicia original, tampoco el fin del mundo puede implicar la desaparición pura y simple del hombre en Dios, sino la conservación del hombre "junto a" Dios en la restauración de la condición primordial.  

¿Cabe prever astrológicamente este fin del mundo? No el fin mismo, pero sí la etapa final. No en vano Cristo nos llama a "estar alerta" ante la proximidad del Reino de Dios y a saber interpretar los "signos de los tiempos", aunque sólo el Padre conozca el día y la hora. 

¿Cómo hacerlo? Examínense en el tema de la E. C. los momentos en que el eje nodal forma aspecto con el Ascendente, su regente y los planetas de la I, así como con el "Medio Cielo", su regente y los planetas de la X. Esos aspectos nos darán información sobre las opciones más importantes de la Era Cristiana: nodo ascendente en Sagitario, regido por Júpiter, el cual se halla próximo al ASC.; nodo descendente en Gemelos, regido por Mercurio, el cual se encuentra en conjunción con el Sol y con "Luna negra"; por otra parte, el eje nodal se encuentra casi en posición invertida (¿para subrayar la humildad con la que hay que encarar el contacto con la Divinidad?) respecto del eje polar, el del Primum Mobile, lo que constituye una circunstancia excepcional. 

Es curioso y revelador que, en el tema de la muerte de Cristo, encontremos el eje nodal en conjunción con Polaris, la estrella que hacia el año 2000 entra en conjunción exacta con el eje nodal de la Era Cristiana, como para anticipar los acontecimientos de principios del tercer milenio: es decir, la conjunción del año 30 entre nodo y Polaris, por lo demás próxima al "Sol negro" y a Saturno, se repite bajo la forma de tránsito hacia el año 2000, en el que Polaris alcanza la posición del nodo descendente en el tema de la E. C. ¿Quizá para significar la relevancia de esa estrella en la fase final de dicha era?  

En cualquier caso, la quasi coincidencia de ambos ejes en la E. C., polar y nodal, es extraordinaria y, sobre todo, la circunstancia de que Polaris esté junto al nodo ascendente en el tema de la muerte de Cristo. A lo que hay que agregar la importancia del "Sol negro" (conjunto a Saturno) y del grado tebano que ocupa ("Un rey y una reina con sus atributos reales"), dada, por otra parte, su proximidad a la conjunción con Sirio y a la oposición con Vega, tan relevantes para la órbita solar. No en vano algunos han hablado de la "Pequeña tribulación", semejante a la "Gran tribulación" del Apocalipsis, pues, en definitiva, el eje nodal es asimismo el de la prueba por antonomasia.  

Y es asombroso constatar que, en el tema de la E. C. para Belén se acerca la conjunción del Sol progresado con el nodo descendente, conjunción que se producirá en fecha muy próxima al tránsito del eje nodal en oposición a su lugar radical. Por otro lado, los efectos del eclipse total del 11 de agosto de 1999 se extienden prácticamente desde el año citado hasta mediados del 2001. Sin olvidar que, previamente y en el tema de la muerte de Cristo hay una cuadratura del Sol progresado con el eje nodal, como para preparar los acontecimientos arriba aludidos. 

Por lo demás, las "influencias" descienden desde el nivel superior, el polar, y van dejándose sentir en los inferiores a través de las sucesivas mediaciones. Podríamos establecer así la jerarquía: 1) opción polar; 2) opción estelar, vinculada a la estrella del punto vernal; 3) opción luni-solar, relativa al eje nodal. 

Números divinos y opción definitiva 
Conviene observar que desde la última conjunción del "Sol negro" con 0º Aries han pasado unos 6.000 años. Un ciclo análogo al determinado por el eje de la "Luna negra" y el de los nodos lunares, símbolo de la manifestación de un "absoluto". Por otra parte, 6000 es semejante a 6 (el primer número perfecto), y 6 años es la duración del ciclo determinado por "Luna negra" y "Dragón", como para acentuar la importancia del mismo y la radicalidad de la opción que denota.  

Además, la comparación del ciclo precesional con el del "Sol negro" nos lleva a conclusiones de la mayor relevancia. La fijación del punto vernal simboliza la encarnación en la Tierra de la realidad simbolizada por la precesión. En efecto, el movimiento precesional es descrito justamente por el eje Sol-Tierra, es decir, el eje Divinidad-Humanidad. En cuanto al movimiento del "Sol negro" (que dura unos 21.000 años), no es otro que el de la línea de ápsides, el eje que forman el afelio y el perihelio terrestres. Sabemos, por otro lado, que el valor del nombre divino de tres letras (Iod-He-Váu) es 21, el mismo que el de la letra Schin, que, colocada en el centro del Tetragrama, nos da el nombre divino de cinco letras, el "Pentagrama" (Iod-He-Schin-Váu-He), a saber, el del "Mesías", en quien se ensamblan ambas "naturalezas", la divina y la humana. Es como si en el nombre divino de tres letras estuviese ya implícita la humanidad.  

Sabemos, por otra parte, que el ciclo precesional dura unos 26.000 años, siendo 26 el valor numérico del Tetragrama. Si consideramos como referencia el zodíaco sideral, el punto vernal, que describe el movimiento precesional (retrógrado) y el "Sol negro" (directo; Divinidad y Humanidad giran, pues, en sentido contrario), se encuentran cada 11601,05 años. Si consideramos que la revolución del "Sol negro" es de 21600 años, la velocidad anual será de 60'' exactamente. En cuyo caso, el retroceso anual del equinoccio y la velocidad del "Sol negro" se relacionarán entre sí como 5 y 6 (50 y 60 segundos anuales respectivamente).  

Si tomamos como referencia el zodíaco sideral, la última conjunción entre el "Sol negro", que se mueve en el sentido de los signos, y el punto vernal, de desplazamiento retrógrado, fue en 1º-37' Tauro el año 2276,9 a. C., en el caso de que la velocidad anual sea de 60'' (resolver la ecuación 50x + 60x = 250459 segundos); y en 0º-43' Tauro, si dicha velocidad es de 61,714285'' (ecuación: 50x + 61,714x = 247103 segundos). Así, de un modo análogo al ciclo "Luna negra" /"Dragón", que dura 6 años, habrá un ciclo "Sol negro" /Punto vernal móvil que tendrá una duración de 11601,05 años, si se toma 61,714 segundos/año como velocidad del "Sol negro" (ecuación: 50x + 61,714x = 1296000 segundos); y de 11781,81 años, si se toma como velocidad la de 60 segundos/año (50x + 60x = 1296000 segundos). 

Supuesto que la posición del "Sol negro" el 1-1-1961 es de 12º-14'-19'' Cáncer, ¿cuándo atravesó el punto vernal? En el año 4004 a. C., si se toma como velocidad 61,714 segundos/año; y en el año 4175, si la velocidad en cuestión es de 60 segundos/año. 

La primera fecha, comparada con la que establece Dionisio el Exiguo para el comienzo de la Era Cristiana, parece darnos la clave del antiguo cántico navideño "Te esperábamos desde hace 4000 años".  

Decíamos más arriba que el primer movimiento (el del "Sol negro") lleva una velocidad proporcional a 6, y el segundo (el precesional) a 5, es decir, se comportan entre sí como las respectivas letras del "Hijo" (Váu) y del "Espíritu" (He) dentro del Tetragrama. Ahora bien, hay que constatar que ambos números, 5 y 6, pueden ser referidos también al hombre: el primero, de manera "directa", como número del microcosmos; el segundo, mediante su "triangular", 21, el número de la "naturaleza humana de Cristo"21. En cuanto al "Padre" (Iod), su número, 10, es el doble de 5. Siendo 47 (= 26 + 21) el número del "Nombre sobre todo nombre". 

Algunos aspectos importantes del "Sol negro" 
En la actualidad el "Sol negro" se halla próximo a la conjunción con Sirio (la última se produjo hace unos 129000 años) y en oposición con Vega (la última ocurrió también hace el mismo número de años; curiosamente, la duración de un manvantara equivale aproximadamente a la mitad). Si consideramos que el movimiento del Sol, junto con el de su sistema, oscila entre ambas estrellas, y se dirige hacia Vega, se comprende la importancia del momento actual. 

A principios de la Era Cristiana, el "Sol negro" se hallaba en una conjunción de amplio orbe (unos 6 grados) con Polaris, la actual estrella polar. Además, en el tema de la muerte de Cristo, el nodo ascendente se alineaba con ambos factores, todo ello en el "Medio Cielo".  

En el momento presente, el "Sol negro" transita en conjunción con el "Medio Cielo" de la Era Cristiana y en cuadratura con el Ascendente. ¿Y cuál es el simbolismo del "Sol negro"? La trascendencia por antonomasia, la distancia extrema, el "tribunal", el "juicio". Por tanto, el Juez del llamado "fin de ciclo" no es otro que Cristo, cuyo nombre (el Pentagrama: Iod-He-Schin-Váu-He, de valor 47) equivale al Tetragrama (de valor 26) "más" la letra Schin, que vale 21 y está contenida ya implícitamente en el nombre divino de 3 letras (Iod-He-Váu), de valor 21. 

¿Qué representarían los llamados 6000 años (los "6 días de la creación") a que aluden san Ireneo y otros Padres de la Iglesia? ¿El intervalo al final del cual se produce el "retorno al Padre"? Es curioso observar que el número de grados recorridos por el "Sol negro" desde su conjunción con el punto vernal, hacia el 4000 a. C., hasta su posición actual equivale a 6/21 (ó 2/7 = 0,285714.) del Zodíaco. Y, puesto que "21 es la recapitulación de 6", es decir, su "triangular", la inminente experiencia con la que se enfrenta la totalidad del género humano es "como el fin", "semejante al fin".  

Por último, el cociente de dividir 21 por 6 es 3,5, el número que nos pone en conexión con el apocalíptico "Un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo"; de manera que el tránsito del 6º día a la unidad a través de 21 supone la multiplicación por 3,5; y, por analogía, al nivel de la revolución del "Sol negro", nos encontramos con que el periodo de 21000 años es igual a 6 "días" de 3500 años (el tiempo empleado por el "Sol negro" en recorrer dos signos zodiacales). 

Otra constatación significativa: la posición del "Sol negro" al principio del presente manvantara es 12º de Géminis aproximadamente, posición que sólo se desvía unos 3,5 grados de la que tenía en el comienzo de la Era Cristiana. 

APENDICE

A) Breve nota sobre los nodos planetarios 
La consideración de los nodos planetarios ayuda a ver de qué manera se opera la mediación entre el "Sol negro" y la Tierra a través de los planetas. 

¿Qué simbolizan los nodos planetarios? Dada su condición de puntos de contacto entre la correspondiente órbita planetaria y la eclíptica, se interpretarán como lugares en los que las distintas dimensiones del espíritu conectan con él. 
  

CUADRO DE POSICIONES
PLANETA AÑO 1    
Mercurio 24º 38' 38'' (Aries)  
Venus 29º 0' 43'' (Tauro)  (Conj. con "Sol negro")
Marte 4º 24' 25'' (Tauro)  
Júpiter 20º 32' 26'' (Géminis) (Relacionar los nodos con
Saturno 6º 28' 56'' (Cáncer)  la opción fundamental)
Urano 4º 8' 42'' (Géminis)  (Conj. con "Sol negro")
Neptuno 20º 6' 48'' (Cáncer)  
Plutón 23º 34' 3'' (Géminis) (Conj. de amplio orbe)

Observamos que casi todos caen en el signo de Gemelos y el sector IX del tema de la Era Cristiana (X en el tema de la muerte de Cristo); los de Venus y Urano, próximos al "Sol negro".  

He aquí las posiciones actuales: 
 
POSICIONES DE LOS NODOS PLANETARIOS PARA NUESTRA EPOCA
PLANETA INCREMENTO ANUAL POSICION PARA 1995
Mercurio 42,7'' 18º 17' 41'' Tauro
Venus 32,3'' 16º 54' 9'' Géminis
Marte 27,7'' 19º 44' 56'' Tauro 
Júpiter 36,4'' 10º 42' 5'' Cáncer
Saturno 31,4'' 23º 52' 27'' Cáncer
Urano 18'' 14º 6' 54'' Géminis
Neptuno 39,6'' 12º 3' 12'' Leo
Plutón 48,9'' 20º 39' 9'' Cáncer

Destaquemos que en la actualidad los nodos ascendentes planetarios se hallan todos situados en el intervalo que va de 15º Tauro a 15º Leo; por consiguiente, los descendentes cubrirán el cuadrante opuesto, que se extiende de 15º Escorpión a 15º Acuario. 

Obsérvese la conjunción entre los nodos de Mercurio y Marte en Tauro; de Venus y Urano, (relacionados con el ASC. de la Era Cristiana), en Gemelos; y, por último, de Plutón y Saturno, acompañados, un poco más de lejos, por Júpiter, en Cáncer. Tan sólo el nodo de Neptuno se encuentra aislado, en el signo de Leo. 

B) Correspondencia entre ciclos bíblicos y ciclos planetarios 
Si admitimos con algunos autores22, que las profecías bíblicas utilizan el año de 360 días (y no el corriente de 365,2563...), cabría establecer las siguientes correlaciones entre los principales ciclos de la Escritura y algunos ciclos planetarios: 
 
7 años=2520 días (a diferencia de 2556,79) =1/2 Júp/Urano
40 años=14400 días (" " " 14610,25) =1,985 Júp/Sat
50 años=18000 " (" " " 18262,81) =3,956 Júp/Plu
70 años=25200 " (" " " 25567,94) =4,996 Júp/Ura
 
=3,5 Júp/Sat
 
430 años=154800 " (" " " 157060,2) =5,04 Urano
490 años=176400 "  (" " " 178975,58) =unos 130 días más que Nep/Plu=25,966" Dragón
 
       =34,972 Júp/Urano
 
2520 años=907200 "  (" " " 920445,87)= 9.999 Plutón
2000 años=720000 "  (" " " 730512,6)= 4,02 Nep/Plu
6000 años=2160000 " (" " 2191537,8)= 12,06 Nep/Plu
7000 años=3600000 " (" " 2556794,1)= 500 Júp/Ura
 
=350 Júp/Sat
 

¿Qué sentido tiene utilizar el año de 360 días, siendo así que no coincide con el solar? Todo parece indicar que dicho número se entiende como el producto 36.10, en el que 36, aparte de ser el "triangular" de 8, es el valor de enosh (el "hombre piadoso") y 10, el "triangular" de 4. No se trata, por tanto, de regirse por un número "empírico", que expresa un periodo astronómico, sino por un número puramente arquetípico. ¿Y el hecho de ser múltiplo aproximado de algunos ciclos planetarios, qué significado tiene? Probablemente, el de legitimarlos como tales ciclos, dándoles un carácter arquetípico.

 
NOTAS
18 Un tema astral muy próximo al que aquí presentamos fue erigido por Gerhard Voss en su libro Astrología y cristianismo, Barcelona 1984, Herder, p. 139. Abreviaturas de las constelaciones: 
 
  AQL Aquila (El Aquila)
  AUR Auriga (El Cochero)
  CEP Cepheus (Cefeo)
  GEM Gemini (Los Gemelos)
  LEO Leo (El León)
  OPH Ophiucus (El serpentario)
  ORI Orion (Orión)
  SCO Scorpius (El Escorpión)
  SGR Sagitarius (El Sagitario)
  TAU Taurus (El Toro)
  UMA Ursa Maior (La Osa Mayor)
  UMI Ursa Minor (La Osa Menor)
 
19 Una fecha que, curiosamente, coincide con la que da Terence McKenna en relación con el Yi-King, como fin de un gran ciclo; véase La nueva conciencia psicodélica, Planeta, 1994, pp. 160-170.
20 Véase La philosophie de l'Éveil, París, 1981, Vrin.
21 Es curioso constatar lo siguiente: si dividimos 6 por 21 (que es su "triangular"), obtenemos 0,285714., que, multiplicado por los 360º del Zodíaco, nos dará 102,85704, es decir, aproximadamente la posición actual del "Sol negro". No es ilógico, pues, que semejante posición pueda simbolizar una transformación espiritual sin precedentes, aunque no "escatológica" en el sentido cristiano. Podemos decir, por tanto, que 21 es la reconducción de 6 a la unidad, algo así como la totalidad que otorga a 6 su sentido último, un rebasamiento de la ambigüedad del 6 a través del ciclo entero del "Sol negro": en ese fragmento de 102,85704 está contenido el todo, de manera que el número 102,85704 nos abre a la unidad o a la totalidad (por lo demás, 21 = (3.6) + 3, siendo a su vez 6 el triangular de 3). Y qué asombrosa circunstancia el que 21 sea un número septenario, el triple septenario.
22 Véase, por ejemplo, Grant R. Jeffrey, Armagedón, Madrid, 1992, EDAF.

 


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